Fotos: Ismael Almeida
Texto: María Victoria G. Ballester
Texto: María Victoria G. Ballester
La artista Mónica Cofiño |
Mónica Cofiño, bailarina española que visita por este mes de
abril La Habana, nos invita a ser partícipe de una propuesta escénica en la que
se combina danza, performance, vacas, ganaderos y artistas. Invitada por Isabel Bustos, directora de la Compañía Retazos, con motivo del recién finalizado
Festival Internacional de Danza en paisajes Urbanos. Habana Vieja: ciudad en
movimiento, ha contado con el apoyo de jóvenes creadores quienes han decidido
sumarse a su aventura en la isla.
Conocida en Asturias como La Xata de la Rifa, esta joven
bailarina autogestiona un festival alternativo en su región en el que invita a
cualquier artista que le interese intercambiar con la comunidad y las dinámicas
cotidianas que particularizan esa zona ganadera. Con este interesante sobrenombre la artista rescata una tradición
de su pueblo que consistía en la procesión de un hombre con una xata o ternera
disfrazada según las posibilidades económicas del momento; acompañado por una
pareja de gaita y tambor vendía la vaca a través de la rifa que al final del
día sorteaba.
El pasado año 2012, Mónica tuvo el interesante gesto artístico de
rescatar dicha rifa con la intención de reunir dinero para producir un festival
escénico que se celebró del 9 al 14 de octubre en los escenarios rurales de
Llanes y Ribadesella. Su objetivo es
producirlo de nuevo este año y seguir propiciando un intercambio personal entre
su trabajo y los posibles colaboradores: teatros rurales, escenarios en las
cuadras, danzas para vacas, juegos, competencias, bailes y charlas con los
ganaderos.
Hastiada del duro bregar para lograr financiamiento en
proyectos anteriores, a través de instituciones y la internet, la asturiana
asume su trabajo como una alternativa ante la imposibilidad e invisibilidad que
le aportaba el circuito teatral de sala español y apuesta por un acontecimiento
escénico en contacto y relación directa con sus espectadores, una vía para
subvertir la incomunicación entre el creador y su público.
La Xata en el Prado habanero |
La Xata en acción |
“Sabes hay cierta frescura que me invadía en la manera de actuar espontánea de la gente, esas personas que están más en contacto con la tierra, el pueblo, ciertos hábitos, tradiciones. La ciudad se ha convertido ahora en un circuito muy lineal o global: todos en la misma dirección. Desconectamos un poco nuestro cuerpo de lo más natural que es la tierra y los animales. Me parece muy importante volver al individuo, a pesar de que todo el mundo tiene cosas que contar, aún así, no llegamos a comunicarnos con lo que tenemos cerca, con el otro.”
No podría imaginar esta creadora que el festival celebrado el año pasado la llevaría a realizar una gira por América y especialmente a Cuba. Por estos días Impartió un taller a estudiantes, profesores y egresados de la Universidad de las Artes: actores, teatrólogos, diseñadores y artistas del performance, realizó además, una conferencia en el Centro cultural Raquel Revuelta y durante el 4 y 5 de mayo compartirá, en Guanabacoa, junto a sus talleristas una experiencia creadora en conjunto como parte de su motivación por enlazar artistas, escenarios, danzas y cuadras de ganado.
No podría imaginar esta creadora que el festival celebrado el año pasado la llevaría a realizar una gira por América y especialmente a Cuba. Por estos días Impartió un taller a estudiantes, profesores y egresados de la Universidad de las Artes: actores, teatrólogos, diseñadores y artistas del performance, realizó además, una conferencia en el Centro cultural Raquel Revuelta y durante el 4 y 5 de mayo compartirá, en Guanabacoa, junto a sus talleristas una experiencia creadora en conjunto como parte de su motivación por enlazar artistas, escenarios, danzas y cuadras de ganado.
Texto y danza para Vacas, performance que la autora nos
presenta como parte su trabajo es el resultado de su proceso de investigación y
vivencia en el oriente asturiano en el cual vive. Sus intervenciones escénicas
y la creación de un festival de estas características expresan cómo la cultura
se puede convertir en un espacio para generar dinámicas de relación y
convivencia con su contexto, sin mediaciones, propicia para la observación y
vivencia de la teatralidad de nuestros acontecimientos diarios. El cuerpo y la
danza como una vía que nos permite reconectar lo instintivo, esencial y
espiritual del ser humano. La vaca como signo que permite conectar espacios,
saberes y fenómenos distantes, acaso continentes; sugerente indicador que
permite una relectura de nuestra realidad y la del otro.
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