Por: Ismael Almeida
Esta vez seremos testigo de ese ingenio maravilloso y creador del ser humano, presenciando “Un Caballo en La Habana”, que sin lugar a dudas nos recuerda el afamado Caballo de Troya. Situado en el Parque Wilfredo Lam en la calle 15 e/ 14 y 16 en el Vedado capitalino, nada tiene que ver con acciones bélicas, ni los conocidos e incómodos virus informáticos.
Esta vez seremos testigo de ese ingenio maravilloso y creador del ser humano, presenciando “Un Caballo en La Habana”, que sin lugar a dudas nos recuerda el afamado Caballo de Troya. Situado en el Parque Wilfredo Lam en la calle 15 e/ 14 y 16 en el Vedado capitalino, nada tiene que ver con acciones bélicas, ni los conocidos e incómodos virus informáticos.
En esta ocasión se trata de una instalación artística, obra de Alberto Matamoros y Claudia Echevarría presentada en la Oncena Bienal de La Habana. Un sueño hecho realidad afirma Alberto, mientras Claudia asegura que la acogida ha sido muy buena, conquistando al público más joven.
La monumental obra tiene más de nueve metros de altura, fue creada en piezas de madera, que luego fueron ensambladas hasta convertirse en ese majestuoso caballo de madera, que alberga en su panza una pequeña galería de arte. Con un costo algo más de los doce mil dólares y un buen número de dificultades, la obra es una realización personal de la joven pareja de artistas.
Distante de las presiones mercantilistas, tan comunes en estos tiempos, la Bienal es un regalo que nos hacemos los cubanos, que compartimos con todo el que nos visite, por los días que dure el evento.
